Mi mamá siempre me comentó que desde bebé, era una observadora de los entornos. Como si tuviese la capacidad de ver más allá de lo evidente.
Probablemente desde chiquita tuve un radar súper activado de distintas percepciones al mundo: emocional y energético.
Sin embargo, con los años de escolarización e ingreso al sistema tradicional, perdí la confianza y conexión con aquello que es mi esencia.
Eso me llevó a infinitas dudas, conflictos y crisis en mi camino. Estudié dos carreras: Pedagogía y Administración de Empresas, pretendiendo encajar en algún lugar.
Sin embargo, a pesar de los logros obtenidos y la excelencia académica en el sistema tradicional, no me hacía sentido ejercer en un sistema sin Alma.